El Barcelona retira todos los honores a Franco

La Asamblea vota a favor de la retirada de todas las distinciones al dictador, fallecido en 1975.
EDITORIAL
Francisco Franco ya es historia en el Barcelona. La Asamblea de Compromisarios votó, prácticamente de forma unánime, la retirada de todas las distinciones -muchas de las cuales forzosas- que recibió el dictador desde 1939, cuando se convirtió en Jefe de Estado tras el golpe de estado de tres años antes y la consecuente guerra civil, hasta su muerte, por causas naturales, en 1975.
De esta forma, los socios compromisarios votaron casi al unísono, con 671 votos favorables a la retirada de todas las distinciones institucionales al dictador y solo 2 rechazaron la medida, además de 7 votos en blanco. La clara mayoría de socios favorables a la eliminación de Franco de la historia institucional del club abuchearon a los dos socios que votaron en contra de la medida ante lo que la secretaria de la junta directiva, Maria Teixidor, pidió "respeto".
Por lo tanto, el Barcelona da por cerrada una de las carpetas más controvertidas de los últimos años, cuando un clamor popular ha insistido en plantear esta votación en la Asamblea hasta que finalmente se ha producido con una votación tan favorable como unánime en cuanto a la retirada de todos los honores a Franco.
El generalísimo, según se autoproclamó el propio dictador, recibió su primer reconocimiento en azulgrana en 1951, cuando el entonces presidente Agustí Montal Galobart le entregó la insignia de oro y brillantes, reservada a los socios con medio siglo de antigüedad. En 1952 sería Enric Martí Carreto, acompañado de la plantilla del primer equipo, quien visitó el palacio de El Pardo, residencia oficial de Franco y le entregaron el libro de las Bodas de Oro del club, que se produjeron en 1949.
Ya en 1957 el dictador ocupó la butaca presidencial del recién inaugurado Camp Nou en la visita del Sevilla que se saldó por 3 a 1. Ya en 1959 también recibió en audiencia al presidente Francesc Miró-Sans y, tres años más tarde, fue Enric Llaudet quien le haría entrega de un obsequio religioso. Más tarde sería agasajado por Agustí Montal Costa, el presidente que fichó a Johan Cruyff.
Son reconocimientos que han sido retirados, igual que la medalla de oro conmemorativa de la inauguración del Palau Blaugrana en 1971 y otra medalla de oro impuesta bajo requerimiento de las autoridades franquistas de la época en 1974.