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Las labores de Joao Felix (o cómo hacer olvidar a Griezmann más allá de la tienda)

Las labores de Joao Felix (o cómo hacer olvidar a Griezmann más allá de la tienda)

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Griezmann ha sido desterrado de los espacios del club, solo hay espacio para una estrella y esa tienen que ser Joao Felix

Análisis

Joao Felix es un antídoto para la nostalgia. Se fue Antoine Griezmann del Atlético. No, mejor dicho, se está marchando Griezmann del Atlético, porque el proceso se ha complicado de más y, llegado el momento, sigue de rojiblanco sin que nadie quiera que vista esa camiseta nunca más, ni él ni el club. Es burocracia más que otra cosa, y en el Metropolitano ya están pasando página sin esperar acontecimientos. Solo así se entiende el 7 en la camiseta. Y que al entrar en la tienda del club se vea en todos lados ese número, pero haya desaparecido el nombre del francés.

Porque ese era el número de Griezmann y, como si nada, ha cambiado de manos. No se ha esperado, como ha hecho el Real Madrid, a que las bajas fuesen definitivas para empezar a repartir los dorsales, desde el primer momento se ha optado por darle a Joao Felix un número que tiene connotaciones en el fútbol en general, es un número de historia innegable, y en el Atlético reciente también. Y que le pone en el camino de la sustitución, pues a él se le pide que ocupe un hueco. 

Antoine Griezmann se va un poco por la puerta de atrás, pero antes de que cruce la pasarela no está de más recordar el jugador que ha sido. Porque con sus 133 goles en 257 partidos ha marcado, por ejemplo, con más frecuencia que Paolo Futre (46 goles en 191 partidos) o que Fernando Torres (121 en 350). Y corresponde a una época de las mejores de la historia del club, con títulos, finales importantes y, por encima de todo, una competitividad que quedará para el recuerdo. Todo esto, por supuesto, no quiere decir que sea mejor que ellos y, por descontado, no es más importante que ellos, pero son datos que ayudan a poner en contexto lo que ha sido un futbolista. 

Se va, en resumen, un excelente jugador de fútbol que ha demostrado en todo este tiempo su productividad. También se marcha alguien que, en el tiempo, ha demostrado poder incorporarse sin problema a los sistemas del Cholo Simeone, lo cual no debería ser tan difícil, es un buen entrenador, pero siempre está por ver en los que llegan por detrás. Y, con todo eso, entra Joao Felix en escena. 

El chico se ha aprendido la lección y repite a quien le quiera oír que a él la cifra no le importa. Está bien como concepto, e incluso le puede servir a él personalmente, pero su precio sí tiene consecuencias. Muchas de ellas tienen que ver con el análisis de rendimiento, y puede no ser lo más justo con el chico, que al final del día solo será un joven de 19 años con ganas de hacerlo lo mejor posible, pero el fútbol es así, que decía Boskov. La cifra te persigue hasta que la aplastas. Cristiano la aplastó, Kaká no. Nadie se acuerda del dineral de Suárez, pero con Coutinho se murmura, no solo falla por su juego insuficiente, sino porque ese agujero costó 160 millones de euros. 

La frase de Futre

Joao Felix, camisa blanca y desparpajo, algo de alzas en las zapatillas, pero aun así alto y delgado, se plantó ante los medios -sobre todo portugueses- y no encontró una pregunta sobre Griezmann, pero bien sabe que su trabajo no se limita a justificar el dinero invertido por él, sino también en conseguir que nadie recuerde al francés. Le será un poco más sencillo gracias a la manera de salir del delantero. Porque el circo no gusta, y con Griezmann de eso ha habido demasiado ¿suficiente para no echarlo de menos? Hay, además, otro punto a su favor, y es que la sensación general es que el jugador quería irse y nada podía impedírselo. No se entiende la nostalgia para aquel que salió corriendo. 

Joao ilusiona, unos chicos en la puerta trataban de colarse en la presentación. "No llevamos cámaras, nos van a echar". Efectivamente, les echaron. Tiene desparpajo y está apadrinado por Jorge Mendes, lo cual no asegura nada, pero le facilitará ciertas cosas en su carrera. Hay cuestiones en las que se le nota, como en esa aseveración que afirma que Cristiano es el mejor jugador del mundo y, quizá, de la historia. Algo que solo se comparte si se es muy portugués o muy de Mendes o, como es este caso, las dos cosas a la vez. 

Mendes tiene una larga relación con el Atlético de Madrid. Como agente, se mueve por todas partes, pero hay lugares donde se siente más cómodo y uno de ellos es el Wanda Metropolitano. Se le vio al entrar en la sala, con la mirada alta y abrazo a Futre incluido. Las frases del mito dejaban un buen sabor de boca en los rojiblancos, y no están exentas de intención. Le quiso el Madrid, los de Manchester, el Barcelona, el PSG o la Juve pero... ha terminado con el número 7 del Atlético de Madrid. Cabrían más análisis en esa premisa, pero la primera de todas asegura que el club está para competir con cualquiera. Antes era así en el campo, ahora también en mercado. 

Simeone rechazaría esa premisa, por supuesto, y en parte tiene razón. Solo se explica la llegada de Joao Felix, y el dineral desembolsado por él, con la salida de Griezmann y los 120 millones que dejará. El Atlético funciona así en el mercado, tendiendo al equilibrio presupuestario, aunque a veces, como ocurre en este verano, se llegue a ese equilibrio con cifras estratosféricas de por medio. 

Ya no hay camisetas de Griezmann en la tienda. En un acto de premura, solo hay colocadas de Joao Felix. Con el 7 en la espalda y el peso de la institución encima. El reto es enorme, porque todo menos Simeone será nuevo. Joao Felix, en todo caso, es el antídoto contra la nostalgia. 

Las labores de Joao Felix (o cómo hacer olvidar a Griezmann más allá de la tienda)

Griezmann ha sido desterrado de los espacios del club, solo hay espacio para una estrella y esa tienen que ser Joao Felix

Análisis

Joao Felix es un antídoto para la nostalgia. Se fue Antoine Griezmann del Atlético. No, mejor dicho, se está marchando Griezmann del Atlético, porque el proceso se ha complicado de más y, llegado el momento, sigue de rojiblanco sin que nadie quiera que vista esa camiseta nunca más, ni él ni el club. Es burocracia más que otra cosa, y en el Metropolitano ya están pasando página sin esperar acontecimientos. Solo así se entiende el 7 en la camiseta. Y que al entrar en la tienda del club se vea en todos lados ese número, pero haya desaparecido el nombre del francés.

Porque ese era el número de Griezmann y, como si nada, ha cambiado de manos. No se ha esperado, como ha hecho el Real Madrid, a que las bajas fuesen definitivas para empezar a repartir los dorsales, desde el primer momento se ha optado por darle a Joao Felix un número que tiene connotaciones en el fútbol en general, es un número de historia innegable, y en el Atlético reciente también. Y que le pone en el camino de la sustitución, pues a él se le pide que ocupe un hueco. 

Antoine Griezmann se va un poco por la puerta de atrás, pero antes de que cruce la pasarela no está de más recordar el jugador que ha sido. Porque con sus 133 goles en 257 partidos ha marcado, por ejemplo, con más frecuencia que Paolo Futre (46 goles en 191 partidos) o que Fernando Torres (121 en 350). Y corresponde a una época de las mejores de la historia del club, con títulos, finales importantes y, por encima de todo, una competitividad que quedará para el recuerdo. Todo esto, por supuesto, no quiere decir que sea mejor que ellos y, por descontado, no es más importante que ellos, pero son datos que ayudan a poner en contexto lo que ha sido un futbolista. 

Se va, en resumen, un excelente jugador de fútbol que ha demostrado en todo este tiempo su productividad. También se marcha alguien que, en el tiempo, ha demostrado poder incorporarse sin problema a los sistemas del Cholo Simeone, lo cual no debería ser tan difícil, es un buen entrenador, pero siempre está por ver en los que llegan por detrás. Y, con todo eso, entra Joao Felix en escena. 

El chico se ha aprendido la lección y repite a quien le quiera oír que a él la cifra no le importa. Está bien como concepto, e incluso le puede servir a él personalmente, pero su precio sí tiene consecuencias. Muchas de ellas tienen que ver con el análisis de rendimiento, y puede no ser lo más justo con el chico, que al final del día solo será un joven de 19 años con ganas de hacerlo lo mejor posible, pero el fútbol es así, que decía Boskov. La cifra te persigue hasta que la aplastas. Cristiano la aplastó, Kaká no. Nadie se acuerda del dineral de Suárez, pero con Coutinho se murmura, no solo falla por su juego insuficiente, sino porque ese agujero costó 160 millones de euros. 

La frase de Futre

Joao Felix, camisa blanca y desparpajo, algo de alzas en las zapatillas, pero aun así alto y delgado, se plantó ante los medios -sobre todo portugueses- y no encontró una pregunta sobre Griezmann, pero bien sabe que su trabajo no se limita a justificar el dinero invertido por él, sino también en conseguir que nadie recuerde al francés. Le será un poco más sencillo gracias a la manera de salir del delantero. Porque el circo no gusta, y con Griezmann de eso ha habido demasiado ¿suficiente para no echarlo de menos? Hay, además, otro punto a su favor, y es que la sensación general es que el jugador quería irse y nada podía impedírselo. No se entiende la nostalgia para aquel que salió corriendo. 

Joao ilusiona, unos chicos en la puerta trataban de colarse en la presentación. "No llevamos cámaras, nos van a echar". Efectivamente, les echaron. Tiene desparpajo y está apadrinado por Jorge Mendes, lo cual no asegura nada, pero le facilitará ciertas cosas en su carrera. Hay cuestiones en las que se le nota, como en esa aseveración que afirma que Cristiano es el mejor jugador del mundo y, quizá, de la historia. Algo que solo se comparte si se es muy portugués o muy de Mendes o, como es este caso, las dos cosas a la vez. 

Mendes tiene una larga relación con el Atlético de Madrid. Como agente, se mueve por todas partes, pero hay lugares donde se siente más cómodo y uno de ellos es el Wanda Metropolitano. Se le vio al entrar en la sala, con la mirada alta y abrazo a Futre incluido. Las frases del mito dejaban un buen sabor de boca en los rojiblancos, y no están exentas de intención. Le quiso el Madrid, los de Manchester, el Barcelona, el PSG o la Juve pero... ha terminado con el número 7 del Atlético de Madrid. Cabrían más análisis en esa premisa, pero la primera de todas asegura que el club está para competir con cualquiera. Antes era así en el campo, ahora también en mercado. 

Simeone rechazaría esa premisa, por supuesto, y en parte tiene razón. Solo se explica la llegada de Joao Felix, y el dineral desembolsado por él, con la salida de Griezmann y los 120 millones que dejará. El Atlético funciona así en el mercado, tendiendo al equilibrio presupuestario, aunque a veces, como ocurre en este verano, se llegue a ese equilibrio con cifras estratosféricas de por medio. 

Ya no hay camisetas de Griezmann en la tienda. En un acto de premura, solo hay colocadas de Joao Felix. Con el 7 en la espalda y el peso de la institución encima. El reto es enorme, porque todo menos Simeone será nuevo. Joao Felix, en todo caso, es el antídoto contra la nostalgia. 

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