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Siirrot

FCM: Fútbol Club Messi, con todo lo bueno y todo lo malo

FCM: Fútbol Club Messi, con todo lo bueno y todo lo malo

Jaa

El Barcelona de Valverde se convirtió en una máquina de depender del 10: a nivel colectivo, un despropósito.

Camina entre los centrales. Retrocede en busca del balón. Casi sin explosión, nada de sorpresa. Y se la dan. Por más que esté rodeado de tres o cuatro camisetas blancas. Tiene un magnetismo hacia la pelota tan fácil como difícil de explicar. Por un lado, ¿quién no querría dársela siempre? Por el otro, ¿qué sentido tiene dársela siempre si es solo para disimular un funcionamiento roto?

El Fútbol Club Barcelona fue en la final de la Copa del Rey, como en buena parte de la temporada 2018-19, Fútbol Club Messi , con todo lo bueno y malo que eso implica. Lo bueno: si hay que precisar obsesivamente de un jugador, que mejor que sea de Messi. Lo malo: la Messidependencia en realidad es un diagnóstico de un virus que no se puede ocultar. El conjunto de Valverde juega mal al fútbol.

Hay partidos en los que Messi se ve venir la tormenta y decide que no tiene demasiado para hacer más que dejarse mojar por la lluvia. Tiene una empatía superior: le pasó alguna vez frente al Atlético Madrid, también contra la Roma. Por supuesto contra el Liverpool. Pero no fue el caso en el encuentro ante Valencia. Aunque no brilló, la Pulga tuvo varios momentos de rebeldía . Lo que fue el segundo tiempo terminó evidenciando el pésimo planteo de la primera parte. El argentino jugó de 9 como si tuviera lo necesario para ser un centrodelantero de esos gigantes que buscan centros o luchan de espaldas. Una función que no siente.

El complemento fue raro, pero tuvo algo más de sentido. Vidal ocupó por momentos la posición de 9, Messi se liberó y generó especialmente en la terminación. La Pulga siempre se las arregla en un equipo exageradamente previsible. Los laterales pasan al ataque al trote, ocupan posiciones sin sorpresa. Los medios nunca atacan al espacio. Los delanteros quieren hacer daño transportando todo el tiempo. Nunca una pared. Nunca alguien pasa por atrás de un compañero para llevarse la marca. Nunca una idea de conjunto.

Pero qué malo cuando tu equipo no lo valora como se debe. Lo que hace el equipo de Valverde con él es una hipocresía: casi todas las posesiones van a él de manera casi enfermiza y sin el verdadero deseo de darle buenas oportunidades. Aún así, el 10 siempre se las arregla. Pero solo porque es demasiado bueno.

FCM: Fútbol Club Messi, con todo lo bueno y todo lo malo

El Barcelona de Valverde se convirtió en una máquina de depender del 10: a nivel colectivo, un despropósito.

Camina entre los centrales. Retrocede en busca del balón. Casi sin explosión, nada de sorpresa. Y se la dan. Por más que esté rodeado de tres o cuatro camisetas blancas. Tiene un magnetismo hacia la pelota tan fácil como difícil de explicar. Por un lado, ¿quién no querría dársela siempre? Por el otro, ¿qué sentido tiene dársela siempre si es solo para disimular un funcionamiento roto?

El Fútbol Club Barcelona fue en la final de la Copa del Rey, como en buena parte de la temporada 2018-19, Fútbol Club Messi , con todo lo bueno y malo que eso implica. Lo bueno: si hay que precisar obsesivamente de un jugador, que mejor que sea de Messi. Lo malo: la Messidependencia en realidad es un diagnóstico de un virus que no se puede ocultar. El conjunto de Valverde juega mal al fútbol.

Hay partidos en los que Messi se ve venir la tormenta y decide que no tiene demasiado para hacer más que dejarse mojar por la lluvia. Tiene una empatía superior: le pasó alguna vez frente al Atlético Madrid, también contra la Roma. Por supuesto contra el Liverpool. Pero no fue el caso en el encuentro ante Valencia. Aunque no brilló, la Pulga tuvo varios momentos de rebeldía . Lo que fue el segundo tiempo terminó evidenciando el pésimo planteo de la primera parte. El argentino jugó de 9 como si tuviera lo necesario para ser un centrodelantero de esos gigantes que buscan centros o luchan de espaldas. Una función que no siente.

El complemento fue raro, pero tuvo algo más de sentido. Vidal ocupó por momentos la posición de 9, Messi se liberó y generó especialmente en la terminación. La Pulga siempre se las arregla en un equipo exageradamente previsible. Los laterales pasan al ataque al trote, ocupan posiciones sin sorpresa. Los medios nunca atacan al espacio. Los delanteros quieren hacer daño transportando todo el tiempo. Nunca una pared. Nunca alguien pasa por atrás de un compañero para llevarse la marca. Nunca una idea de conjunto.

Pero qué malo cuando tu equipo no lo valora como se debe. Lo que hace el equipo de Valverde con él es una hipocresía: casi todas las posesiones van a él de manera casi enfermiza y sin el verdadero deseo de darle buenas oportunidades. Aún así, el 10 siempre se las arregla. Pero solo porque es demasiado bueno.

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