Skip to main content
Trasferimenti

Carta al Director: Criticar a Simeone

Carta al Director: Criticar a Simeone

Condividi

Querido director,

Te escribo impulsado por tu pura y manifiesta fe colchonera y por el histérico ruido generado alrededor del cholismo después de la tragedia turinés del Atlético Madrid. El hat-trick de Cristiano Ronaldo ha roto muchos huevos, y, al parecer, agrietado el muro de hormigón que representa Diego Pablo Simeone para los atléticos. Ha habido criticas, a las que los irreductibles del técnico argentino han contestado renovándole su religiosa, acrítica e incuestionable confianza, per secula seculorum. Me parece, querido director, que alrededor del Atleti y de su demiurgo argentino todo se mide en latidos, corazones, huevos: una mezcla de amor, pasión y sexo, que termina por hacer perder a los interesados las fronteras de la realidad. Conmigo o contra mí. Ningún termino medio. Criticar a Simeone parece sacrílego, un acto de lesa majestad perpetrado por unos ingratos que no se acuerdan de donde ha sacado este hombre al club, al equipo, a la afición, al escudo y a la misma fuente de Neptuno.

Aquí, visto desde fuera, no se trata de olvidarse de nada. La eliminación con al Albacete en Copa del Rey en el otoño de 2011 quedará para siempre. Pero desde allí han pasado casi 8 años, muchos jugadores, mucho trofeos, mucho millones y hasta un estadio. No se pretende que el aficionado del Atleti renuncie al amor eterno por el Cholo. Ni mucho menos. Pero desde otra perspectiva queda un poco raro esta profusión de amor incondicionado por El Salvador.

Intento aclarar. Según leo en la prensa española, Simeone es el entrenador mejor pagado en el mundo del futbol. Se habla de 22 millones netos por temporada. Muchos muchos más de cuando cogió el equipo en la deprimida rojiblanca Navidad de 2011. En estos años gracias a el tanto el equipo como el club han crecido muchísimo. El primero ha ganado varios títulos y el segundo ha ingresado mucho mas y ha invertido en acorde con su nuevo status económico. Inversiones que en la gran mayoría de los casos han sido malas, o pésimas. La lista de jugadores que han llegado y se han ido, o resisten en grandes dificultades en el equipo actual, es larga y de dolorosa lectura para el Atlético. Millones tirados, jugadores que han durado cuanto un latido del famoso corazón colchonero. No puede ser siempre culpa de ellos, porque son demasiados y de características muy diferentes entre ellos. Y las cuatro derrotas seguidas contra el Madrid en Champions no se pueden medir siempre con la vara del ‘antes ni llegábamos a la Champions’. Así como cuesta escuchar una y otra vez el mantra que no se puede competir por la Liga, sobre todo después de lo que ha pasado en 2014.   

Uno de los grandes problema del Atlético es la casi total ausencia de critica a su alrededor. Entiendo que después de lo que se ha vivido esta época dorada sea maravillosa y criticar muy mal visto y poco oportuno. Pero esta acriticidad casi absoluta termina por distorsionar la realidad. Una voz contraria a veces puede ayudar a corregir errores. Pero como alrededor del Metropolitano se agita siempre el espectro del ‘te acuerda de cómo estábamos, de donde veníamos?’ hay la tendencia a aniquilar el espíritu critico a ver como un pecador ingrato y infiel el que se atreve a decir que no todo esta bien. Lo de Turín ha sido horrible. Porque ha llegado después del partido de ida. Magnifico, espectacular, épico. Antes del enfrentamiento en el Metropolitano la Juventus era favorita, largamente. Después no. Pero el Atleti se ha presentado en el Stadium sin alma, temeroso, preocupado, frío. Y como el juego raramente es su fuerte, ha sido eliminado. En mi opinión, querido director, el entrenador tiene muchísimas responsabilidades. Y no pasa nada por decirlo.

Aquí no se cuestiona el maravilloso pasado reciente. No se olvida el oscuro camino que lo ha precedido. Se exige al técnico mejor pagado del mundo una respuesta a varios interrogamtes: el partido de Brujas, el partido del Villamarín que podía abrir la Liga, el partido de Turín, por ejemplo. O los encuentros con el Qarabag del pasado curso, con la gran joya para la conquista de la Europa League como cenit de la falta de crítica colchonera. O los tantos fichajes que no encajan y vienen rechazados por un sistema digierente que parece demasiado delicado y inhóspito. O la apuesta por un sistema de juego excesivamente ‘italiano’ (en el peor sentido futbolístico de la palabra), donde muchas veces la figura de Antoine Griezmann se parece a la de un mártir, o por lo menos a la de un asceta considerada la escasez de fuentes de sustentamiento presentes a su alrededor. No se quiere discutir el Cholismo, si no su falta de evolución. Solo invitarlo a salir de su amplísima zona de confort.

Saludos cordiales

Filippo Maria Ricci, Corresponsal en España de la Gazzetta dello Sport

Carta al Director: Criticar a Simeone

Querido director,

Te escribo impulsado por tu pura y manifiesta fe colchonera y por el histérico ruido generado alrededor del cholismo después de la tragedia turinés del Atlético Madrid. El hat-trick de Cristiano Ronaldo ha roto muchos huevos, y, al parecer, agrietado el muro de hormigón que representa Diego Pablo Simeone para los atléticos. Ha habido criticas, a las que los irreductibles del técnico argentino han contestado renovándole su religiosa, acrítica e incuestionable confianza, per secula seculorum. Me parece, querido director, que alrededor del Atleti y de su demiurgo argentino todo se mide en latidos, corazones, huevos: una mezcla de amor, pasión y sexo, que termina por hacer perder a los interesados las fronteras de la realidad. Conmigo o contra mí. Ningún termino medio. Criticar a Simeone parece sacrílego, un acto de lesa majestad perpetrado por unos ingratos que no se acuerdan de donde ha sacado este hombre al club, al equipo, a la afición, al escudo y a la misma fuente de Neptuno.

Aquí, visto desde fuera, no se trata de olvidarse de nada. La eliminación con al Albacete en Copa del Rey en el otoño de 2011 quedará para siempre. Pero desde allí han pasado casi 8 años, muchos jugadores, mucho trofeos, mucho millones y hasta un estadio. No se pretende que el aficionado del Atleti renuncie al amor eterno por el Cholo. Ni mucho menos. Pero desde otra perspectiva queda un poco raro esta profusión de amor incondicionado por El Salvador.

Intento aclarar. Según leo en la prensa española, Simeone es el entrenador mejor pagado en el mundo del futbol. Se habla de 22 millones netos por temporada. Muchos muchos más de cuando cogió el equipo en la deprimida rojiblanca Navidad de 2011. En estos años gracias a el tanto el equipo como el club han crecido muchísimo. El primero ha ganado varios títulos y el segundo ha ingresado mucho mas y ha invertido en acorde con su nuevo status económico. Inversiones que en la gran mayoría de los casos han sido malas, o pésimas. La lista de jugadores que han llegado y se han ido, o resisten en grandes dificultades en el equipo actual, es larga y de dolorosa lectura para el Atlético. Millones tirados, jugadores que han durado cuanto un latido del famoso corazón colchonero. No puede ser siempre culpa de ellos, porque son demasiados y de características muy diferentes entre ellos. Y las cuatro derrotas seguidas contra el Madrid en Champions no se pueden medir siempre con la vara del ‘antes ni llegábamos a la Champions’. Así como cuesta escuchar una y otra vez el mantra que no se puede competir por la Liga, sobre todo después de lo que ha pasado en 2014.   

Uno de los grandes problema del Atlético es la casi total ausencia de critica a su alrededor. Entiendo que después de lo que se ha vivido esta época dorada sea maravillosa y criticar muy mal visto y poco oportuno. Pero esta acriticidad casi absoluta termina por distorsionar la realidad. Una voz contraria a veces puede ayudar a corregir errores. Pero como alrededor del Metropolitano se agita siempre el espectro del ‘te acuerda de cómo estábamos, de donde veníamos?’ hay la tendencia a aniquilar el espíritu critico a ver como un pecador ingrato y infiel el que se atreve a decir que no todo esta bien. Lo de Turín ha sido horrible. Porque ha llegado después del partido de ida. Magnifico, espectacular, épico. Antes del enfrentamiento en el Metropolitano la Juventus era favorita, largamente. Después no. Pero el Atleti se ha presentado en el Stadium sin alma, temeroso, preocupado, frío. Y como el juego raramente es su fuerte, ha sido eliminado. En mi opinión, querido director, el entrenador tiene muchísimas responsabilidades. Y no pasa nada por decirlo.

Aquí no se cuestiona el maravilloso pasado reciente. No se olvida el oscuro camino que lo ha precedido. Se exige al técnico mejor pagado del mundo una respuesta a varios interrogamtes: el partido de Brujas, el partido del Villamarín que podía abrir la Liga, el partido de Turín, por ejemplo. O los encuentros con el Qarabag del pasado curso, con la gran joya para la conquista de la Europa League como cenit de la falta de crítica colchonera. O los tantos fichajes que no encajan y vienen rechazados por un sistema digierente que parece demasiado delicado y inhóspito. O la apuesta por un sistema de juego excesivamente ‘italiano’ (en el peor sentido futbolístico de la palabra), donde muchas veces la figura de Antoine Griezmann se parece a la de un mártir, o por lo menos a la de un asceta considerada la escasez de fuentes de sustentamiento presentes a su alrededor. No se quiere discutir el Cholismo, si no su falta de evolución. Solo invitarlo a salir de su amplísima zona de confort.

Saludos cordiales

Filippo Maria Ricci, Corresponsal en España de la Gazzetta dello Sport

PartiteCampionatiNotizie